Porque lo cierto es que los Estados Unidos de hoy se comportan como un país insolidario que antepone sus intereses a los de la paz y la convivencia internacional. Hacen guerras por dinero y confunden su seguridad con el control de las riquezas y la energía. Secuestran y torturan en nombre de la democracia. Boicotean el nacimiento de un sistema penal internacional. Se mantienen fuera de todos los protocolos orientados a la construcción de una economía sostenible. Mantienen la pena de muerte con visos tercermundistas. Construyen y difunden por todas partes la teoría de que las leyes democráticas y la justicia garantista no sirven para luchar contra el terrorismo. Son los patronos de las cárceles secretas, de las jaulas de Guantánamo, del penal de Abu Graib y del arrase de Kandahar. Definen y usan el terrorismo a su conveniencia. Y siguen sembrando el tercer mundo de dictadores (también en Irak y Afganistán) que luego combaten y desalojan con cruentas guerras e interminables matanzas de civiles.
(
Sigue)
Xosé Luis Barreiro, una de las mejores miradas políticas de Galicia, y de
La Voz
Actualización:
El asesinato de Stanley Williams en EEUU hacía, creo, el número 1.001 en esa cuenta macabra del terrorismo de estado amparado bajo el eufemismo de pena capital. No oiremos resoluciones de las Naciones Unidas ante esta nueva vulneración -tan clara- de los derechos humanos; nadie dudará seriamente de que los Estados Unidos sean una nación democrática. Tampoco todo el tema de Irak, por más que sean clarísimas también las veces que a los derechos humanos se les ha puesto en cuarentena, hace pensar a la comunidad internacional que hay un mal intrínseco en esa gran nación que exija una respuesta mundial.
Javier Armentia, en
por la boca muere el pez
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