10 diciembre 2005

Bendito continente (de las leyes de Macondo)

A veces pienso que Latinoamérica (así, en bruto, sin matiz y sin tocar con los dedos) es un lugar de cuento. Nunca he cruzado el charco, y me encantaría visitar tantos lugares... quizás hasta hacer un curso de la carrera. Así, en frío, gracias a las noticias, a las costumbres y a la literatura uno se construye muchos prejuicios, que quizás no hagan justicia a la realidad de países como Argentina, Venezuela, Ecuador... Pero hay que reconocer que llegas a pensar que determinadas cosas sólo pueden pasar en estos benditos países:
Prohibido morirse. Un alcalde de Brasil amenaza con sancionar a quien fallezca como protesta por la saturación del cementerio.
Creo que mataría por que el alcalde de mi pueblo, que a duras penas sabe conjuntar una camisa y una corbata, tuviera una mirada tan fina. La noticia, El País de hoy, sigue tal que así:
Ha enviado ya a la Cámara de Gobierno un proyecto de ley que será votado la semana que viene. En el proyecto está escrito: "Queda prohibido morir en Biritiba-Mirim. Los ciudadanos deberán cuidar de la salud para no fallecer".

El proyecto prevé sanciones para los que, desobedeciendo las órdenes del alcalde, fallezcan igualmente. No se determina qué tipo de sanciones serán, aunque los enemigos del alcalde ironizan que no podrá tratarse de pena de muerte.

Todo tiene su explicación, pues en Biritiba-Mirim(en la foto) "el cementerio está ya desbordado de cadáveres y no se les permite construir uno nuevo, porque el 89% del territorio es zona de manantiales de agua potable y el 11% restante pertenece a la Sierra del Mar, que es también zona ambiental protegida" Pero hay más.
Macondo pronto estará en el mapa. Aracataca, el pueblo de calles polvorientas [que ironía]donde nació y creció el Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, está alborotado. La culpa es del alcalde, Pedro Sánchez. Este hombre de 39 años está empeñado en agregarle a Aracataca, y sólo separado por un guión, la palabra Macondo, que inmortalizó Gabo en su obra.
Quienes disfrutan en todo el mundo con la lectura de Cien años de soledad, no se lo creerán. Para nosotros, europeos, Macondo sobresale con más fuerza "real" que muchos pueblos. Pero vivir un pueblo que recuerda a los Buendía, a los Arcadios, a Melquíades... "¿De dónde eres?" (o de quien eres, que se pregunta en mi pueblo)... "de Macondo". Y ¿qué significa exactamente?, ¿qué es Macondo hoy? Quizás sólo un oasis en los periódicos, pero es real. Pasó en Latinoamérica. Por cierto, no os perdais esto

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es cierto. "Allá" es el lugar donde todos los cuentos se hacen ciertos. Desde que en el bar de Cusco a cuya puerta vigila la estatua de un cóndor con camisa el camarero sacó de bajo la barra dos dagas y "El mundo de Sofía" y una chamana de padres gitanos nos leía el futuro junto al cuerpo disecado y sin cabeza de algún incierto animal, la noche en que nos regalaron una pipa de falsa obsidiana llena de alucinaciones, y acabamos refugiándonos en el bar en penumbra de unos chinos,entendí que nada es irremisible ficción.

Cosas como esas de Macondo y prohibiciones de muerte, o los carteles de un pueblo de los Andes donde -y juro que es cierto- una mujer me miró con tanta sorpresa porque "de España... vaya... así que es cierto que se puede venir de allá, nunca había visto a nadie que..." En ese pueblo donde a los visitantes se les dan por desayuno los tamales más infames de la Tierra en la parte de atrás de una discoteca lila con lunares rosas y una iglesia demasiado románica para ser negra se alza sobre el escepticismo de gente que no habla apenas otra cosa que quechua, hay una cooperativa de tejedores.
En la pared, las normas de la casa. Lástima no poder pegar la foto, pero transcribo:

(Imagínese en tres folios y escrito a rotulador con letra de cuadernillo de caligrafía)

" Si usted trabaja para una institución, por Dios trabaje para ella, hable bien de ella, sea fiel a ella y a la persona que la representa.
Si ud. tiene que murmurar, condenar o encontrar faltas constantemente, mejor renuncie a su puesto y cuando esté fuera, dé rienda suelta a la maldad de su corazón.
Pero mientras sea parte de la institución, ¡no la censure de mala fe!
Si lo hace, la primera ráfaga de viento que pase lo llevará."


Y así todo, y así siempre.

12/10/2005 10:48:00 p. m.  
Blogger Daniel Basteiro said...

Qué maravilla, mi madre. Gracias Laura. Oro puro.
Por cierto, Serrano en El País dedica hoy su artículo a los peligros de generalizar con el "allá" americano: ""En Europa, por lo general, enseñan mal la división de América, empezando porque muchos creen que los únicos americanos son los estadounidenses y que los latinos no lo somos. Es como si en Europa los países latinos no tuvieran derecho a ser europeos. ¿Qué le parecería que un día alguien le dijera que no es europeo porque habla español o porque su cultura es latina? A mí me han dicho varias veces que no soy americana, ¿qué soy entonces?""

12/11/2005 11:34:00 a. m.  

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