No estoy para barreras
He llegado a la conclusión de que no voy a dejar que la administración complutense me fastidie el blog. A partir de ahora me comprometo a, pese a no tener conexión en la habitación, ni siquiera en el Colegio Mayor, actualizar este blog diariamente. Así que, visitantes extraños, no os vayais, porque volvemos.
Y que empiece la fiesta. Sólo un último apunte personal. Estoy leyendo varios libros, por varios y poderosos motivos (gusto, regalos, clase). Ayer me bajé a la biblioteca y me encontré esto:
caer, volver, soñarme y que me sueñen
otros ojos futuros, otra vida
otras nubes, morirme de otra muerte!
esta noche me basta y ese instante
que no acaba de abrirse y revelarme
dónde estuve, quién fui, cómo te llamas,
cómo me llamo yo
Octavio Paz
1 Comments:
"Las páginas de un libro de Baroja
a la sombra de un árbol,
en verano.
Un poema de Octavio Paz, de Larkin, de Pessoa,
o de mi amigo d'Ors,
en la cama de un tren Madrid-París.
La joven que recorre
la mañana y las calles, con las olas
bramándole en los ojos.
Mis hijos en la playa de Salinas, tan contentos,
jugando con la arena.
La solitaria rosa que se enciende,
húmeda y temeraria,
en un jardín cualquiera de la tarde.
La curiosa mirada de los viejos.
El brillo de la Luna.
Todas estas cosas pueden ser motivo de rara felicidad.
Todas estas cosas pueden ser tu cruz y tu calvario.
Todas estas cosas pueden ser la trampa en la que caes de bruces.
Todas estas cosas pueden incluso no ser nada.
Nada de nada, hermano."
Víctor Botas
[Y enlaza con otro que tal vez mañana]
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