09 diciembre 2005

No estoy para barreras

He llegado a la conclusión de que no voy a dejar que la administración complutense me fastidie el blog. A partir de ahora me comprometo a, pese a no tener conexión en la habitación, ni siquiera en el Colegio Mayor, actualizar este blog diariamente. Así que, visitantes extraños, no os vayais, porque volvemos. Y que empiece la fiesta. Sólo un último apunte personal. Estoy leyendo varios libros, por varios y poderosos motivos (gusto, regalos, clase). Ayer me bajé a la biblioteca y me encontré esto: caer, volver, soñarme y que me sueñen otros ojos futuros, otra vida otras nubes, morirme de otra muerte! esta noche me basta y ese instante que no acaba de abrirse y revelarme dónde estuve, quién fui, cómo te llamas, cómo me llamo yo Octavio Paz

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"Las páginas de un libro de Baroja
a la sombra de un árbol,
en verano.
Un poema de Octavio Paz, de Larkin, de Pessoa,
o de mi amigo d'Ors,
en la cama de un tren Madrid-París.
La joven que recorre
la mañana y las calles, con las olas
bramándole en los ojos.
Mis hijos en la playa de Salinas, tan contentos,
jugando con la arena.
La solitaria rosa que se enciende,
húmeda y temeraria,
en un jardín cualquiera de la tarde.
La curiosa mirada de los viejos.
El brillo de la Luna.
Todas estas cosas pueden ser motivo de rara felicidad.
Todas estas cosas pueden ser tu cruz y tu calvario.
Todas estas cosas pueden ser la trampa en la que caes de bruces.
Todas estas cosas pueden incluso no ser nada.
Nada de nada, hermano."

Víctor Botas


[Y enlaza con otro que tal vez mañana]

12/12/2005 10:39:00 p. m.  

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