Instrucciones para tener miedo
Corto y pego. Soberbio
Procúrese un espejo. Son buenos los redondos con ese cierto abombamiento útil para el afeitado y la práctica de la sonrisa falsamente franca del orador. Siéntese cómodamente y deje caer las persianas hasta media altura. Deje el tubo sobre el tapete e ignore el zumbido de la línea y los pasos del cartero en el zaguán. Tranquilo. Esa carta con certificación rogamos respuesta inmediata no es tan importante, créame. Respire hondo y mírese al espejo. Intente hacerlo como si fuese la primera vez.
Pregúntese en voz baja quién es esa persona. No retire la mirada, desafíela, incline levemente la cabeza, a la izquierda, a la derecha, para comprobar que efectivamente, parece ser usted el que le mira desde el otro lado del vidrio.
Mantenga la pregunta previa en la memoria y sobre ella apile la siguiente. Pregúntese por qué usted es usted y no otra persona. Deje que la idea flote como una plumita de ganso que ha caído desde una funda de almohada sacudida en un balcón. Obsérvela bajar, balancearse, girar sobre si misma. Se tumbará con indolencia sobre la pregunta anterior y se dejará ir con un suspiro dulcísimo. Entre ambas, una capa finísima de miedo margarina. En ese momento, admire la doble idea y compruebe su parecido con ciertos emparedados del puestito de la calle Borrás, esos de ternera que dicen que hablan si uno los escucha con suficiente interés.
Al llegar a este punto, asuma que la escala de importancia de las cosas es circular. Si tuviese dificultad con esto por haberse habituado a las discusiones sobre boxeo y a las veladas de empanadas y tinto del tiempo, piense en aquel dado celeste del juego de la oca que usted se tragó de chico. Al salir de su encierro marcaba un seis sobre el bacín, ¿recuerda? Pregúntese por qué un seis y no un dos. Ahora limpie el espejo de las marcas de vaho, cuélguelo en su clavito en el cuarto de baño, llame a ocho amigos y organice una cena. Los efectos del experimento serán evidentes a eso de la una, cuando el gordo Tota le indique que ya no queda vino y ahora qué
12 Comments:
No me lo puedo creer. Gallego, necesito que me digas dónde encontraste esto. Y una charla sobre ello, dándome muy igual cuántas exposiciones tengas pendientes.
¿Puedo apuntarme a la charla...?
Lau, tu sabes que puedo.
¿puedo?
Gen.
ya sabeis que tengo labia...
sí, solo que la labia suele venir pegada a la cerebria
Gen.
Jaja, pues mira por donde que yo pienso que es al revés. Uno es dueño de sus silencios... Por eso soy galego; si hablas mucho corres el riesgo de no decir nada, o de que no te hagan caso cuando de verdad tienes algo que decir... Un saludo
Si hablas mucho corres el riesgo de olvidar cómo se escucha.
Y eso es peligroso.
Gen.
Me encantáis!!!!!!
Dos años y medio después corrijo la omisión: el texto es mío. Costaba poco indicarlo, sugiero.
Más cositas:
http://deletras.bitako.com
Costaba, en efecto, poquísimo indicarlo. Y doy fe (pueden hacerlo cientos de personas más, por cierto) de que el texto es de Joaquín Bernal: se publicó por primera vez en la lista Escritura Creativa, cuyos archivos, que han dejado de ser públicos, están en poder de la Escuela de Escritores.
El mismo trabajo que costó teclear "Corto y pego. Soberbio" habría costado teclear "Joaquín Bernal". Es más, "Joaquín Bernal" tiene menos letras, habría costado menos trabajo, de hecho.
Lo justo y necesario es pedir disculpas públicamente a Joaquín y atribuir correctamente la autoría del texto, o bien retirarlo.
Saludos indignados,
Berna Wang
http://contraelplagio.blogspot.com/
Si, el texto es de Joaquín Bernal, no era tan complicado aclarárselo a los que te lo preguntaron.
Sonia
Doy fe, también, de que este texto pertenece a Joaquín Bernal. Cuando se copia y se pega, al igual que cuando se cita, hay que darle el crédito al verdadero autor y decir de dónde se ha copiado.
Guido Eytel
Brigada contra el plagio.
Asi es: El texto pertenece al Joaquín Bernal. Lo he leído hace tiempo, por primera vez en la Lista de Escritura Creativa.
Por favor, aclarar y pedir disculpas a Joaquín por no haber puesto su nombre debajo del texto.
María Marta
Publicar un comentario
<< Home