Llevo dos meses deseando escribir un post como este. En el verano gallego las fiestas son como los amaneceres: diarias. No hay día que no haya fiesta, y desde junio hasta septiembre casi todas las ciudades, los pueblos y las aldeas sacan a sus santos en procesión (a veces, en una aldea de 15 o 20 casas tienen ocho o diez santos), escuchan a la orquesta y se toman una copa. Este verano he estado en varias, y he visto algunos rasgos comunes.
En julio estuve en las fiestas de una parroquia muy pequeña, de campo. Como en nuestro medio rural cada vez faltan más manos, y las que hay son ásperas y arrugadas, no es difícil ver a algunos "emigrados" a ciudades o pueblos más grandes. Algunos llegan hablando castellano y con modos muy finos, otros añoran años de infancia y travesuras, y los menos siguen disfrutando como siempre, aunque no muy integrados.
Resulta extraño ver que casi no hay niños, pero los que hay siguen corriendo por los mismos "recunchos" que sus padres muchos años antes, con una diferencia, el cemento. Las niñas se visten con faldas muy cortas pese a culos muy pesados. Nunca entenderé esa moda de hace unos años de "cuanto más gorda, ropa más ajustada"...
En la barra, los jubilados se pelean por quién emplea su pensión en la sesión "vermú", y gritan, al tiempo que comen cacahuetes "dous roxos!!".
Pero lo que más me gusta es ver bailar a parejas hieráticas que apenas mueven los pies del suelo, no se miran y muestran un gesto que indica que le han robado la cartera. También hay quién demuestra que ha ido a clases durante todo el año para gastar suela en esa noche, mientras alrededor se forma un círculo de miradas de desconfianza por el vuelo y los meneos de los amante del pasodoble acelerado.
Pero sin duda, la reina de la noche, además de la de las fiestas (que en mi pueblo hay y se votó por sms) es la orquesta. En esta aldea de la que hablamos bordaron el Jesucristo Superstar y no lo hicieron mal con "antes muerta que sencilla". Una gran selección a disposición de oídos ebrios...
En mi pueblo estamos de fiestas, y ayer, día 31, fue San Ramón. Constato año tras año que cada vez hay menos gente. La banda en la que toco casi no se encontró gente por las calles a las 11 de la mañana (salvo un valiente jubilado que salió en calzoncillos a su balcón), cuando escoltaba a las autoridades (y a Don Manuel). En la misma comitiva se podía encontrar fácilmente a la reina de las fiestas y a un alcalde, que es nuevo, y que aún viste con una americana de distinto color que el pantalón, como si fuera rebajado. Con lo mal que queda eso...
Me imagino que la gente duerme hasta tarde y sale, con sus mejores galas, hacia el mediodía. Ni santos ni nada...
Por la noche sí se anima el pueblo, con dos buenas orquestas y el pueblo bien distribuído. Púberes en los pubs (de ahí deriva, en realidad, la palabra). Después de los granos, en cervecerías y lugares más relajados, dándole al condumio sin miedo y con constancia. Mediana (1 y 1/2) y tercera edad en la plaza de la orquesta (que se presenta con el tema de la Guerra de las Galaxias), o de brazos cruzados dejando caer la vista en los cantantes en los que nunca se convertirán sus parejas. También los hay que bailan. A medida que pasa la noche los bares de vinos y cervecerías se vacían, y las discotecas y pubs se llenan.
Ayer, día grande de las fiestas (junto con hoy), me fui de marcha con una pequeña libreta y una cámara de fotos. Estas son las anotaciones:
11,15- La orquesta se presenta con la Guerra de las Galaxias
12.18 - Empieza nuestro recorrido por cervecerías y bares
01.45- Mal rollo por un comentario desafortunado sobre la novia de un amigo
02.08- Parejas inmóviles intentando separar los pies del suelo ante la orquesta
02,40- En el pub de moda coinciden los fiesteros con la del horóscopo (en España todavía no es festivo el 31).
03,47- Fuera de los lugares masificados, las calles están desiertas, e iluminadas...
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home